Introducción a las Natividades
Astrología Natal
Esta es, sin dudas, la vertiente de la astrología tradicional más famosa en nuestros tiempos. Probablemente por el énfasis que existe en la búsqueda de auto-conocimiento como razón principal en aquellos que se interesan por su estudio.
Una figura natal es un mapa del alma, un mapa del destino. En él encontramos patrones fundamentales, tendencias, reacciones. El criterio que tomamos como destino es una idea no inamovible, es decir que participamos de él.
En términos mundanos, la astrología natal se encarga de estudiar la dinámica entre el carácter, el temperamento y las tendencias naturales de una persona -entre otros factores- en contraste con el destino y la fortuna que le toque vivir en sus múltiples tópicos de vida y relaciones personales.
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En sus niveles más profundos, puede enfocarnos a la hora de recuperar la observación directa del cielo, sus símbolos y sus mitos, así ayudarnos a recordar nuestra Patria celeste, nuestro verdadero Origen, reestableciendo potencialmente nuestra relación espiritual con el destino; recordar que no estamos aquí sin un propósito trascendente y valorar así el sentido más auténtico de estar vivos, el Amor Fati, la aceptación del propio destino en su totalidad.
Una figura natal está compuesta por múltiples factores, aunque representa una totalidad jerarquizada (Anthropos). En la carta natal se representa la relación tradicional Ser humano – Kosmos – Divinidad, pues estos tres se reflejan uno a otro, simbólicamente.
En astrología intepretar bien es saber jerarquizar los símbolos del horóscopo. No todo símbolo tiene el mismo valor interpretativo. Esto implica un método, algo totalmente fundamental para que la astrología no se torne una asociación libre que responda a una proyección de la propia subjetividad.
Ya no es sorpresa que la mayoría de las personas conozcan su signo solar, cuando no el resto de sus posiciones básicas, aunque es igualmente común encontrarse con simplificaciones de lo que ello significa.
La «astrología» que vemos en medios y redes es con creciente frecuencia una banalización del Arte celestial, que va mucho más allá de lo meramente descriptivo y egoico (sin desacreditar este factor) y se adentra en posibilidades que trascienden por completo nuestros deseos narcisistas.
En la astrología tradicional, no todas las posiciones planetarias del horóscopo representan al nativo/a; esta es una diferencia fundamental con la astrología moderna (además de la brutal secularización de esta última), que presupone, en líneas generales, al horóscopo como un mapa de funciones psíquicas personales y trans-personales en relación a cada posición planetaria; esto configura un posterior juego de supuestas «integraciones» de factores inconscientes que vienen en forma de destino a modo de sombras, usualmente presentadas en un maleable juego de polaridades psicológicas que guardan una altísima adaptabilidad al sesgo de confirmación del estudiante, incluso incitándolo, llegando en el peor de los casos hasta la inhabilitación de cualquier aplicación objetiva del Arte.
Una muy buena cantidad de estudiantes (dentro de los cuales he estado personalmente incluido durante años) ha confundido peligrosamente estos psicologismos con un tipo válido de espiritualidad, mezclando lo meramente subjetivo (incluso lo infrahumano y subconsciente) con lo verdaderamente propio de la esfera espiritual o supra-humano.
Lo que llamamos mente supraconsciente también pertenece a lo que se dice «inconsciente»; de allí el auténtico origen de las intuiciones, sueños y revelaciones con la cuál es más que saludable vincularnos (y en relación a lo cual la astrología tradicional tendrá mucho para decir).
Se corresponde esto con lo numinoso y lo suprahumano, verdaderamente divino, de allí la eudaimonía («tener un buen daimon») de la que hablaba Aristóteles, que lleva a la auténtica felicidad.
Es imprescindible distinguir entre esto y lo «sub-consciente» con lo que coquetean algunas escuelas modernas, que -como lo sugiere el sufijo- subyace a la consciencia ordinaria (es decir, está por debajo), por supuesto también «inconsciente», aunque incomparable, pues se corresponde con lo infra-humano. He allí que los pacientes de Jung presentaran caricaturas de algunos símbolos tradicionales, «inspirados» en el gran imitador que busca gobernar estos tiempos, que funciona de modo meramente estético y reflejo.
Alzar la voz ante semejante confusión de valores es mandatario, pues muchos «eruditos» han hecho que algunos de nosotros lleguemos a confundir el infierno con el cielo, lo que puede generar errores catastróficos.
Al momento en el que se confunde lo espiritual con lo psíquico («Nous» con «Psyché«), y lo supranatural con lo infrahumano, entramos en el barrio rojo que conduce directamente al Abismo.
Volviendo al tema, en astrología tradicional entonces, el punto de mayor énfasis en la significación de la persona, su carácter, sus intereses y aficiones, además de su mente, su forma de comunicarse y expresarse, y hasta su apariencia física, será la posición zodiacal del grado ascendente junto a la flor simbólica que se desprenda de su principal gobernador y todas los detalles técnicos que estudiamos para analizar su condición, esencial y accidentalmente (su emplazamiento por signo y casa, su secta, velocidad, dirección y fase helíaca, su visibilidad, disposición y recepciones, latitud, aspectos y relaciones de antiscia y contra-antiscia, conjunciones con estrellas fijas relevantes, etc.).
Esto implicará también un estudio de base en el temperamento que prepondere en la natividad, pues esto dará indicaciones muy efectivas a la hora de prever reacciones y tendencias psico-físicas muy concretas y evidentes, muchas veces indicación adicional de desequilibrios más o menos problemáticos.
Para los estudios particulares en astrología natal, el Artista se sirve de significadores, algunos universales, otros particulares (llamados accidentales). De este modo, podemos estipular la fortuna y el destino que le corresponde a cada tópico vital bajo el gobierno de distintos planetas para diferentes períodos de vida, que pueden ser pronosticados con precisión.
Lo importantes es saber que uno puede explorar y pronosticar múltiples temas, más allá de lo que signifique universalmente un planeta (esto es lo que a veces únicamente conoce el astrólogo moderno).
Es decir, por ejemplo, para alguien con el grado Ascendente en el signo de Sagitario, Mercurio, significador universal de los hermanos menores, significa también a la esposa accidentalmente, por ser quien gobierna la casa séptima con cúspide en Géminis.
Esta misma noción se aplica de diversos modos a toda la natividad, ampliando los tópicos de estudio y muchas veces posible intervención a todo aquello que exista en el mundo natural.
El estudio del horóscopo natal y fortuna general, incluye un amplio panorama de las tendencias, fortalezas y posibles desequilibrios en el carácter y temperamento de una persona, además del análisis general (tripartito) de períodos afortunados y desafortunados en relación a:
– la vitalidad y salud psico-física,
– los vínculos de pareja,
– la condición financiera y
– la profesión y la dirección general de vida.
Es un buen punto de partida para acercarte a la consulta pronóstica de un modo más amplio y general.